1 de la madrugada del 7 de Mayo, condado de Wilson, Tennessee (EEUU). Un agente estatal detiene un Honda Accord rosa conducido por una mujer que circulaba a 148 Km/h en una zona limitada a 112 Km/h (máximo permitido en Estados Unidos). Mientras estaba poniéndole una multa, el agente le preguntó si llevaba drogas, y la mujer asintió, llevaba pastillas ilegales y por ello no iba a permitirla abandonar el estado, tenía que detenerla.
Ella echó a llorar. La mujer le explicó al agente que por motivos profesionales, tenía que desplazarse en coche de Tennessee a Los Ángeles mensualmente para hacer “películas guarras”. Al agente le picó la curiosidad y se fue con ella al coche patrulla. Mediante un portátil, entró a su Web y pudo comprobar que no mentía. Al principio no sabía qué hacer con ella, pero en la mente de James Randy Moss se iluminó una bombillita…
… y esa bombillita le hizo proponer a la chica que haría la vista gorda sobre el exceso de velocidad y la posesión de narcóticos si… Ella dijo “si no estuviera de servicio…”, a lo que el agente contestó que no se preocupase por eso. En un descampado, le practicó una felación. El agente, “armado” con una cámara, se quedó con un recuerdo de su anécdota profesional y la dejó marchar. En teoría, ambas personas hicieron lo que hicieron voluntariamente.
Poco después, Barbie Cummings (de nombre real Justis Richert) publicó en su blog su singular encuentro con el brazo armado de la Ley, con las pruebas que el mismo policía remitió por correo electrónico. Al tener los superiores de Moss conocimiento de esto (a saber qué estarían viendo), suspendieron al agente temporalmente.
El agente Moss acumulaba 10 años de servicio, pero se le complicó la existencia hasta el punto de haber sido despedido. ¿Por ingenuo, salido, o simplemente por capullo? En esta ocasión, ninguna parte coaccionó a la otra y fue todo consentido, de acuerdo al testimonio de la mujer. Tampoco hubo mala intención por parte de ella al escribir sobre ello, pero así ha acabado la historia.
Anda que… vaya par…